La Unión Europea apeló el miércoles un fallo comercial histórico según el cual otorgó a la empresa de aviación Airbus una serie de subsidios ilegales en su lucha con la rival estadounidense Boeing Co., desequilibrando injustamente un mercado con un valor proyectado en más de 3 billones de dólares en las próximas dos décadas.

La apelación al fallo de la Organización Mundial de Comercio abarca casi todo el caso contra el apoyo del gobierno europeo a Airbus, desde los miles de millones de dólares en préstamos gubernamentales de bajo interés usados para construir el superjumbo A380 hasta la financiación para investigación y desarrollo.

Pese a la apelación, las autoridades de la UE insistieron en que la decisión de 1.061 páginas emitida el mes pasado por la OMC fue “mixta”. Los expertos legales, sin embargo, dijeron que Washington ganó claramente el primer asalto de la pelea mientras Bruselas aguarda un veredicto confidencial en septiembre en una contrademanda que alega que hubo ayuda estadounidense ilegal a Boeing.

La disputa de seis años avanza con una lentitud récord y la apelación europea frenará nuevamente las esperanzas estadounidenses de que se cumplan pronto dos fallos de la OMC sobre préstamos y otros pagos a la empresa con sede en Francia, permitiendo a los gobiernos europeos ver antes los resultados de su propia queja de que Boeing recibe millones de dólares en subsidios encubiertos por medio de los contratos con la NASA y el Departamento de Defensa.

Los dos fallos podrían establecer normas para la industria, cada vez más importantes a medida que surgen nuevos competidores en China y otros sitios.

El fallo de la OMC muestra que Bruselas reconoció que Airbus se ha beneficiado con los subsidios, aunque argumenta que la cantidad fue insignificante. El panel rechazó esta afirmación y dijo que los cálculos de la UE “subestimaron por mucho” los subsidios.

La propia conclusión de la OMC sobre el valor de la ventaja injusta que benefició a Airbus fue censurada aduciendo que revelaría información comercial confidencial.

Por: Pedro Luis Martín Olivares